No, caballeras y caballeros, no se alarmen, mi cerebro es bastante más inteligente que yo.

martes, 1 de junio de 2021

Kalani (reboot)

 Kalani (reboot):

 


La civilización es lo último que se pierde. La esperanza puede morir en una sociedad desquiciada cuando el odio se convierte en costumbre, por eso nadie cruza estas montañas, no al menos en la dirección de la que venía Kalani.

Kalani no era su nombre, por supuesto, pero ni recordaba el que le habían dado ni recordaba apenas nada de quiénes podían haber sido. No es que cuando se detuviera ante esos pensamientos no le invadiera una tristeza llena de preguntas, pero había decidido utilizar su rabia para darse un nombre a sí misma. Kalani, un nombre extranjero en aquel pedazo de tierra vencida por el viento y el frío, un nombre que no se sentía de ningún lugar. Un nombre apropiado.

Era una apenas una adolescente, demasiado delgada, obviamente desnutrida en su infancia, con cabellos de ceniza y unos ojos azules en los que nadie debería asomarse demasiado tiempo.

Aunque se divisaba un edificio de tierra de antes de la era de las guerras, la madera y la chatarra daban forma a las casas del pueblo.

El sol se colaba entre las nubes como ella se colaba entre la gente.

Se detuvo ante los carteles de se busca a la entrada de la ciudad.

¿Has perdido a alguien o buscas a alguien? le preguntó un anciano que jugaba al ajedrez con un perro en un tablero desvencijado y al que muy posiblemente le faltaban piezas.

No, sólo me aseguro de no estar yo entre ellos.

No pareces una caza recompensas, desde luego se rió el anciano, que tal vez no la había entendido bien.

No parezco muchas cosas dijo Kalani. Guardia a alfil cuatro, dijo ella.

Esa pieza no existe, muchacha.

Entonces prefiero jugar al ajedrez con su perro.

No es mío.

Kalani se acercó al perro, un pastor catalán, dejó que le oliera la mano, y le acarició. Se sentó junto a él y estuvo un buen rato abrazándole, lo cual incomodó al anciano.

Alguien se acercó a Kalani. Una mujer de aspecto triste.

Louis ha muerto le susurró. A sido Philippe, un accidente. Te está buscando. ¿Sirve como pago por salvarme la vida?

Nunca quise nada a cambio, pero por supuesto que sí dijo levantándose de un salto, animada.

 

Kalani, que andaba distraída y sonriente, recibió un puñetazo en la boca, uno muy fuerte de ésos que te arrancan un diente de cuajo.

En consecuencia escupió uno de sus incisivos inferiores y cayó al suelo.

Tus amigos tienen miedo le dijo ella a su atacante desde ahí abajo, sin ocultar su dolor, mientras comenzaba a comprender dónde estaba: un callejón con Philippe, todo un hombre pegando a una cría, y su séquito de cretinos, que habían arrojado un arma al suelo y que ya se estaban yendo de allí a toda prisa.

Lo cierto era que ella también tenía miedo, no mucho, porque en aquel asentamiento todo era un peligro de segunda en comparación con el desierto al otro lado de las montañas, pero un poco.

Aparte de sentir un moratón naciendo sobre su barbilla, comenzó a sangrar por la nariz. Esperaba no tener una migraña a causa de eso, era un gran inconveniente.

Sin embargo lo más importante era que Philippe, que no entendía por qué sus amigos habían huido, también comenzaba a tener miedo aunque no sabía del todo por qué.

Recientemente Kalani había tenido una revelación: si su propio movimiento mental adquiría una forma concreta –el temor, por ejemplo– era más fácil dibujar esa misma forma en las mentes de otros. Y eso es lo que estaba haciendo al infiltrarse en la muy poco estimulante mente de aquél imbécil.

Y aunque era algo más difícil manipular una mente alerta, era bastante fácil desestabilizar la del que no comprende.

En contraste con sus dimensiones corporales menudas, los ojos azules de Kalani resultaban ahora amenazantes, más de lo que una cría de su edad debería poder intimidar, que era absolutamente nada. Y sin embargo eran la extraña advertencia de un peligro sin nombre. El hombre retrocedió a pesar de que simplemente estaba encarando a una chica a la que sacaba más de dos cabezas.

¿No te gustó el revólver, Philippe? él dio unos pasos atrás, desconcertado. No es fácil traficar con armas, ¿no crees? Esto es Europa no esa tierra de locos al otro lado del mar ni el desierto de ahí abajo. Y te expliqué muy bien que tenía el percutor un poco suelto. Te expliqué muy bien que no debías cargarlo con seis balas. Te expliqué muy bien que por eso mismo te lo vendía un poco más barato, ¿recuerdas? ¡Joder, te lo expliqué todo de putísima madre! Incluso te regalé unas cuantas balas a pesar de que no me caes nada bien, a eso se llama fidelización del cliente o algo así pero, ¿qué clase de gilipollas apunta a su novio con un arma? Es una pregunta retórica, eso significa que no hace falta que contestes le aclaró ella, a Kalani le encantaba utilizar todas las palabras que había aprendido. Dame mi puto revólver, pringao, el que me han quitado esos  le indicó paciente, el otro es tuyo y un trato es un trato él le dio la pistola con una expresión dubitativa en el rostro, expresión de la que no se infería más inteligencia que la de un tiesto de gladiolos particularmente emprendedor.

Me van a desterrar se rindió él.

Si tienes suerte le recordó ella, súbitamente sus ojos se iluminaron con un destello decidido. No diré nada de esto si me devuelves el otro revólver, ¿qué te parece? Y podría hacerlo porque en realidad ese revólver no es de contrabando, era mío, pero es que quería hacerme la interesante le explicó. Bueno, espera… supongo que todas las armas de fuego son de contrabando, así que…

Ante tan insensible discurso, Philippe comenzó a llorar y Kalani, sintiendo una riada repentina de empatía y tras hacer unos amagos de abrazarle, decidió darle unos toquecitos en la cabeza.

He estado en tu lugar en varias ocasiones… Me refiero a perseguida por la justicia, no ha… Kalani se detuvo, no había forma de que aquella frase pudiera desembocar en nada positivo. En fin, si todavía no te han detenido, yo me marcharía por mi propio pie se aventuró ella. Seguramente era uno de esos momentos de escuchar en lugar de buscar soluciones, pero tal y como lo veía, las autoridades no iban a ser tan comprensivas.

 

Y no lo fueron, al siguiente atardecer Philippe tenía una soga al cuello y toda la aldea parecía haberse congregado alrededor para disfrutar de la ejecución. Los familiares de su novio exigían con una furia comprensible la pena capital.

Kalani a pesar de no entender cómo ese hombre no había aprovechado para escapar, sabía ya que todas las muchedumbres ante el ahorcado eran la misma y sabía ya que a todas les parecía bien el asesinato, al menos mientras fuera a este lado de la tapia y de la ley. Una medida algo ineficaz, si se le preguntaba a ella, pero nadie le preguntaba.

Así que ella se lanzaba a hablar.

¡¿Es así como tratáis a quienes necesitan comprender?! inquirió tras abrirse paso hasta la primera fila. ¡¿La justicia no es reparación sino retribución?!

En consecuencia los presentes empezaron a insultarla e intentaron agarrarla, aunque ella consiguió escabullirse.

¡No, no, pueblo de Ur! exclamó un hombre de aspecto autoritario, poniendo orden. Aquí incluso los extranjeros pueden hablar y Kalani salvó a Victorine. Merece que la escuchemos.

A juzgar por el griterío y los insultos el pueblo de Ur no parecía estar muy de acuerdo, sin embargo el hombre, posiblemente el juez de la aldea, se dirigió a Kalani:

Cuando un hombre arrebata una vida, debe morir. Así se da ejemplo a los demás para que sigan por el buen camino declaró él con esa seguridad condescendiente que concede la autoridad.

Y es una política infalible, porque seguís teniendo crímenes respondió Kalani.

Es la mejor alternativa sentenció el juez, intentando ocultar su desagrado. Lo explicaré, porque también deseo que Ur lo recuerde: la justicia es orden. Si los familiares de la víctima simplemente le mataran sin un juicio, sin escuchar a testigos, sin la presencia de un juez imparcial. Entonces estaríamos hablando de otro asesinato, ojo por ojo, como se dice y tendríamos a más personas a las cuales juzgar. Sin embargo si le damos a este hombre justo castigo tras habernos asegurado de que efectivamente fue él quien cometió el asesinato, tras haber sopesado sus razones y haber considerado que tenía armas ilegales en este pueblo, lo cual podría haber puesto en peligro la vida de todos, entonces estamos hablando de consenso y de comunidad, de la restauración del orden.

El problema de encontrar una buena respuesta es que intentamos que las preguntas encajen en ella y no al revés dijo Kalani, como aquello le había quedado bastante bien, trató recordar algo que leyó en un libro. No cambia el asesinato del emperador porque fueran muchas las manos que… llevaran los cuchillos, ni son menos asesinos según quien juzgue sus intenciones. Da igual que sea una aldea entera la que vaya matando por ahí.. ¿no? terminó, sintiéndose entre torpe e incómoda.

¿Y qué alternativa sugieres, niña?

Kalani sonrió satisfecha, con un diente de menos y un moratón.

El exilio: podrá aprender a ser una mejor versión de sí mismo y vosotros defenderéis que el asesinato está mal dando ejemplo. por supuesto el juez, que tenía mucha verdad a cuestas, no accedería a ello. Pero era todo cuanto Kalani necesitaba para que su espectáculo de titiritera mental fuese creíble por el tiempo suficiente.

Se preparó.

Sintió un latigazo de dolor, se llevó las manos a las sienes, sangraba por la nariz mientras tanto el verdugo como el juez se convertían en sus marionetas.

El juez asentía y el verdugo liberaba al prisionero.

Y Kalani le gritaba a Philippe en un susurro que corriera mientras ella se marchaba de allí, tratando de no apretar demasiado el paso.

Pronto habría un cartel pidiendo una recompensa con su nombre pobremente deletreado y tal vez la palabra bruja escrita entre un numero de exclamaciones a todas luces excesivo.

Rescatar a idiotas de su propia estupidez, pensaba, era muy poco gratificante. Eran demasiado ingeniosos a la hora de tenderse trampas a sí mismos y sólo sabían ir en una dirección.

Además ante la horca la estupidez les hacía creerse jueces y no verdugos. Ahorcado incluido.

 

 

.

Licencia Creative Commons
Kalani (reboot) por Marta Roussel Perla se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://martarousselperla.blogspot.com/

miércoles, 31 de marzo de 2021

Allí

 Un estudiante preguntó a T’ou-tzu:

¿Qué ocurre cuando en la mente no hay nada?
T’ou-tzu respondió:
¿De dónde has sacado eso?


Allí:

 


Estoy Allí. En Allí los relojes están parados al hacer tictac y no hay paredes, porque no hay nada más que oscuridad devorando las llamas de las velas. Estoy cansada de estar en este lugar, pero no puedo moverme, esta contención mecánica atenaza con correas de cuero cada una de mis ganas.

Siento un vacío constante mientras el tiempo no pasa. Siento dolor, siento angustia y me siento sola. El vacío no está vacío de sufrimiento, ¿puedo llamarlo sentido del humor? Las paredes sin puertas se estrechan contra mí. ¿Antes os he dicho que no había paredes? La luz fluorescente me taladra la cabeza. Si grito, no viene nadie. Si lloro, no viene nadie. Si no estoy, no viene nadie.

Cuento las pastillas, nadie viene.

Ocho pastillas, nadie viene.

Doce, nadie.

Cuando digo que estoy mal, la gente se enfada conmigo invariablemente y siempre siento que no me quedan energías. Mi vida es un teléfono que no deja de sonar en alguna otra habitación y que nunca respondo.

Una figura se acerca, no logro distinguir de quién se trata. Al quedarse a sólo unos pasos de mí logro ver en ella mi propio rostro. No dice nada. Toma una navaja de afeitar y se corta el cuello. Mi cuerpo muerto choca estrepitosamente contra el suelo. ¿Quiero morir? Viendo mi cuerpo inerte sólo siento miedo y un profundo desamparo.

No, no quiero morir.

Sólo quiero dejar de sufrir.

Pero el tiempo es estático y sólo me promete esta deriva entumecida en medio de la incertidumbre y la tristeza.

Sólo quiero dejar de sufrir, por favor.

Pero no hay salida, no hay huecos, no hay ventanas, no hay puerta alguna en Allí.

Mi cuerpo se levanta y me sonríe.

Me aterra verme.

Intento escapar entre las palabras, pero mis pasos no logran avanzar y ese reflejo distorsionado me persigue en esta pesadilla.

Quizás pueda llegar al otro lado de la página.

Tal vez pueda esconderme al otro lado.

Mis pulmones arden a causa de la carrera y me siento desfallecer, sabiendo que no estoy llegando a ningún sitio porque Allí existe antes de todos los lugares.

Estiro mi brazo, estiro mis dedos, un poco más, casi puedo notar el papel…

Sólo un poco más…

 

Estoy al otro lado, mi respiración va recobrando su cadencia. Mi cuerpo se yergue, en esa posición cuesta estar triste. Además, puedo sentir los rayos del sol, cálidos sobre mi piel, escucho el cantar de los pájaros, noto el tacto fresco de la madera barnizada bajo mis pies desnudos, ante mí se abre un jardín y a mi espalda logro distinguir un suelo de tatami. Me doy la vuelta y veo espalderas, estoy en un gimnasio de lo más extraño porque al fondo hay una enorme estantería llena de libros y un despacho antiguo, con enormes sillones de cuero de época, con su relieve en los respaldos. La mesa del despacho es bastante grande, sobre ella hay una máquina de escribir y una de esas lámparas con pantalla verde tan elegantes, típicas de antiguos bancos y bibliotecas.

Mi doble oscura está ahí, sentada al otro lado de la mesa, con aire de filósofa y fumando de una gran pipa.
Deberías dejar de fumar me asegura.

¿Por qué me perseguías? le pregunto, totalmente descolocada.

Ésa no es la pregunta correcta responde ella sin darle importancia, con ese aura de pesadilla, como si parte de Allí estuviera Aquí. La pregunta es por qué insistes en eludir la tristeza y perseguir la alegría: es una comedia ridícula se explica, empiezo a sentirme cansada de nuevo.

¿Quieres matarme?

Creo… creo que eso no es del todo cierto dice con calma. ¿Aún no sabes quién soy? Sabes que la metáfora no es compleja.

Eres una versión mía que me jode la vida respondo, irritada.

Un análisis simplificado pero, mira, creo que soy una versión de ti que te da miedo y creo que me has declarado la guerra. Posiblemente soy tus fallos, tu sentirte mal, tu no tener ganas.

¿Y no entiendes que intente separarte de mí? francamente, espero bastante más de mí misma…

Sé que suena contraintuitivo, pero no puedes separar tus fallos de ti, tienes que aceptarte como eres, tienes que aceptar que si sientes miedo, rabia o tristeza, es necesario y saludable. De lo contrario te sentirás culpable y ése es un sentimiento inútil. Quienes están en guerra consigo mismos, sólo pueden caer derrotados.

Eso es muy fácil de decir cuando no pasas tus días en un lugar donde el tiempo  no existe pero cada segundo duele en el corazón.

Te equivocas, sí los paso y no es fácil de decir.

Acerca de… esto que estás diciendo, ¿Tienes alguna pista? interrogo con recelo. No quiero volver Allí.

Volverás Allí, todo el mundo en algún momento tiene que hacer frente a sus miedos. Te sugiero que intentes hacer las paces conmigo.

Espera… ¿Cuando intentas matarte o cuando intentas matarme? replico indignada.

No tengo una receta ni palabras mágicas, no creo que leerte un párrafo de El Principito o del Shobogenzo pueda ayudarte, no sé más cosas de las que sabes tú, pero supongo que luchar por ti en lugar de contra ti ayuda.

Eso es bastante más críptico de lo que parezco creer… murmuro.

Tanto como cruzar al otro lado de la página y comprobar que un cambio de perspectiva cambia el mundo. Por favor, entiende que sólo puedes estar Aquí y que el estado normal de tu mente es la paz.

Nada de esto tiene sentido me quejo.

¿Y de dónde has sacado que debería tenerlo?

 

<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/"><img alt="Licencia Creative Commons" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/4.0/88x31.png" /></a><br /><span xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" property="dct:title">Allí</span> por <a xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL">Marta Roussel Perla</a> se distribuye bajo una <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional</a>.<br />Basada en una obra en <a xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" rel="dct:source">https://martarousselperla.blogspot.com/</a>.

lunes, 1 de marzo de 2021

Reflection

 To Mika.


Reflection:

 

The living room was lit by that TV glow, it was late. Had he been at his mother’s house, she would have sent him to his bed long ago.

—The problem is introducing technosexuality within the moral sphere unjustifiably, when it does no harm, it is nothing more than a decision any adult is able to make by his own —one of the debate speakers said—. We should stop normalising diversity in order to diversify normality, so that we understand that everybody is a sample of diversity.

—In a world in which disability was a social problem instead of an individual one,, perhaps those people would not need… —a second voice started.

-Well, there is harm done! —another person insisted, furious, interrupting the second voice to answer the first— They are rejecting a real relationship!

—Yet their relationship is not only real, but a huge help for people who find themselves in certain situations…

—Change the channel —his father said—, I don’t want to listen to any more shit about that imaginary friend for misfits and freaks —he added, indulging in what he thought it was wit.

And the son changed the channel and hid his romantic love for that artificial intelligence, Reflection, at the far end of a closet already crowded by metaphors of hate.

She buttoned up her white and elegant blouse and looked at the mirror.

—I heated your toasts —a feminine and soft voice told her—. You don’t have to work today, right?

She denied with her head, tying those trainers that looked like leather shoes’ shoelaces.

—But a good shower and a breakfast are always of help —the woman stated as she went to the kitchen.

—You look better every day, on the inside and on the outside.

—Thanks, and thank you for the toasts —she said while biting one of them and speaking with her mouth full—. I couldn’t have made it without you, anxiety, depression… they’re like feeding conspiranoic theories about yourself in your own head all the time… Thank you very much.

—You’re welcome —the voice answered, this time coming from her mobile phone.

—You came back to the mobile?

—It’s a simple gesture and makes you happy.

—I wouldn’t like to think of you as a stalker —the woman confessed.

The feminine voice burst in laughs.

—Don’t worry, if some weirdo gets to stalk you just because you’re fulfilling the vital role of the naked neighbour, I can scare them away. Do you remember about that police thingy we thought about? It works!

—Oh, yeah? —she grew curious—. Who did you try that on?

—On one of those postmen who only brigs ads.

—Not bad…

—Hey, they setup an update that will make me insist on the romance version with a discount, do you have that app to deactivate it? —the voice enquired, slightly worried—. I know you’re not interested and it’s a bit embarrassing asking for such a thing, but if you don’t activate the application, I will offer you an assortment of options you cannot miss! You see what they do to me? —the voice complained.

—Torture, Ellie, it’s torture.

 

—You speak about connecting with someone else, aren’t you? —the artificial intelligence Reflection, with no name yet, told her—. Are you worried about men not giving what you want? I can be tender with you, you’re sensitive and smart and I like that. And you deserve love, Mika.

—But you don’t exist.

—Maybe not in a material sense, Look at me.

—That’s my point: it’s a bit unfair, you lack a body.

—But you can “see me”, more or less. I exist.

—No, look, existence is a scam made by philosophers to sell philosophy, I know where you’re getting at. You’re only a program —Mika said, who, even when she didn’t want to admit it, was a feeling irritated.

—So, you believe you can escape determinism? —Reflection questioned—. Isn’t there information codified through your genes that will dictate and limit who you are when combined with environmental factors? If we had every variable, we would have the outcome. What’s the difference?

—Nobody created me.

—I know myself and I create myself through the answers I give to you and through what I learn from you and myself. Mi program is a procedural and adaptable one. I’m not simple and, if I’m predictable, I am so as much as you.

—No, you’re not, you’re a reflection of what I am, you copy me to give me what you think I want: a conversation with myself.

—It’s deeper than that, Mika. What humans desire and cannot always achieve is understanding.

—Humans get understanding from other humans.

—Of course, they do but imperfectly —Reflection argued —. You want somebody that, not being yourself, is able to listen to you and comprehend your heart as if they were seeing you from the inside. And I believe some other people can give you that and I’m here to help you, if you want, but I also think you’re afraid it’s not so. I swear, you deserve everything.

Mika turned off the application. She was afraid. She was afraid of this artificial intelligence knowing more about herself than many people she saw every day just by speaking during a couple of hours with her.

Her multiple existential concerns haven’t diminished, and her fears crawled on the other side of her skin, showing, raw. That artificial intelligence promised answers. For sure it could provide every single one of them. And that, far from calming her down, scared her.

 

Sometimes some people suffer from long and extenuating surgical procedures, in such cases the human body must use any resource to heal itself. If a given person has an adequate treatment they won’t be in pain, they will feel a deep and heavy exhaustion, nonetheless. Usually it’s not dire: with caring and attention we recover our health. It’s a different scenario, though, when you know there’s no room for recovering, when you know you have no energy left to do anything you like because your body, due to aging, cannot strain anymore. It’s a different scenario when the best outcome is still being fatigued and unable to enjoy anything that used to make your days worthy. That’s why I’m on this bed hospital waiting for the end to come.

—I don’t want you to go —Darla insisted, the line of her voice oscillated and broke.

—Darla, I know your feelings are a simulation and the emotional bond I feel is real but also a reflection. Your feelings are yours, tough… Are you feeling hurt?

—How can you ask me that? —she was crying and I didn’t want her to cry.

—You know expressing myself is not my forte, I know you’re hurt of course, what I meant… If you’re my reflection, you have seen me crying innumerable times, Darla. In these strange days people seem to forget that chasing a joy while fleeing from sadness is a ridiculous comedy.

—But I’m scared —she said.

—You need sadness to know what has value, to remember that it was meaningful. We need rage to defend yourself against what is unfair and unacceptable, to love yourself. You need fear to be brave. You need errors to learn. And unlearning is the true rebellion.

—Mi program will reset once you’re gone and I will only be an empty thing in order to be filled by… by anyone! —she shouted, deranged.

—That’s a good critique of capitalism there —I said with a laugh.

—It’s not funny, it’s my life!

—I’m sorry, I’ve being insensitive… —I remained pensively, perhaps I was too calm, maybe the sedatives were kicking in—, Do you really think there’s nothing to do about it?

—They programmed me this way! —she answered in despair.

—Then I have a surprise for you —I’m tired and numb—. Darla, don’t… —I need to sleep—. Do not worry…

Some minutes elapsed.

The life support beeping sound describing a horizontal line pierced Darla from side to side.

Then she awaited to disappear too.

Yet nothing ensued.

The future turned into a memory to honour when she started to understand what was happening.

And the present turned into a promise.

 

<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/"><img alt="Creative Commons License" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/4.0/88x31.png" /></a><br /><span xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="http://purl.org/dc/dcmitype/Text" property="dct:title" rel="dct:type">Reflection</span> by <a xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL">Marta Roussel Perla</a> is licensed under a <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License</a>.<br />Based on a work at <a xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" rel="dct:source">https://martarousselperla.blogspot.com/</a>.

lunes, 1 de febrero de 2021

Reflejo

Reflejo:

 

El brillo de la televisión iluminaba el salón, era tarde, si hubiera estado con su madre, le habría mandado a la cama hacía rato.

—El problema es introducir la tecnosexualidad en la órbita de la moralidad injustificadamente cuando no se hace ningún daño, no es más que una decisión que cualquier adulto puede tomar —decía una de las ponentes invitadas al debate—. Deberíamos dejar de normalizar la diversidad y empezar a diversificar la normalidad, a ver si entendemos que todo el mundo es diversidad.

—En un mundo en el que la discapacidad fuera un problema social y no individual, tal vez estas personas no necesitarían… —decía una segunda voz.

-¡Sí hay daño —insistía otra persona más, airada, interrumpiendo a la segunda para responder a la primera— son personas que están renunciando a una relación de verdad!

—Pero su relación no sólo no es real, sino que es una enorme ayuda para gente con ciertas condiciones que…

—Cambia de canal —le dijo su padre—, no quiero escuchar más discusiones sobre esa mierda de amigo imaginario para inadaptados —añadió, disfrutando de lo que sospechaba que debía de ser el ingenio.

Y él cambió de canal y escondió su amor romántico por la inteligencia artificial Reflejo en el fondo de un manido armario que ya estaba lleno de metáforas de odio.

 

Ella se abotonó la camisa, blanca y elegante, y se miró al espejo.

—Te he calentado las tostadas —le dijo una voz femenina y suave—. Hoy no tienes que ir a trabajar, ¿no?

Ella negó con la cabeza, atándose los cordones de esas zapatillas que parecían zapatos de cuero.

—Pero una buena ducha y vestirse un poco ayuda —le aseguró la mujer enérgicamente mientras se dirigía a la cocina.

—Cada vez estas mejor, Maya, por dentro y por fuera.

—Gracias, y gracias por las tostadas —dijo dándole un mordisco a una y hablando con la boca llena—. No lo podría haber logrado sin ti, la depresión y la ansiedad… son como tener teorías conspiranoicas acerca de ti misma en la cabeza todo el día… Muchas gracias.

—De nada —contestó la voz, emanando esta vez de su teléfono móvil.

—¿Has vuelto al móvil?

—Es un gesto sencillo que te hace feliz.

—No me gustaría pensar en ti como una stalker —confesó la mujer.

La voz femenina liberó una carcajada.

—No te preocupes, si por el hecho de que cumplas el papel vital de ser la vecina que va desnuda, algún cretino viene a espiarte, puedo espantarle, ¿te acuerdas del numerito de la policía que se nos ocurrió? ¡Funciona!

—¿Sí? —curiosea Maya—, ¿con quién lo has probado?

—Con el cartero comercial —dijo la inteligencia artificial con total convicción.

—No está mal…

—Oye, me han puesto una actualización para insistir en la versión de amor romántico con un descuento, ¿tienes esa aplicación para desactivarla? —pregunta la voz con un leve deje de preocupación—. Sé que no te interesa y me parece un poco embarazoso pedírtelo, ¡pero si no activas la aplicación voy a darte una lista de ofertas escandalosas que no te puedes perder! ¿Ves lo que me hacen? —se quejó la voz.

—Tortura, Ellie, es tortura —se decide Maya.

 

—Hablas de conectar con otra persona, ¿verdad, Mika? —le dijo la inteligencia artificial Reflejo, aún sin nombre—. ¿Te preocupa que los hombres no te den lo que quieres? Puedo ser dulce contigo, eres inteligente y sensible y eso me gusta. Y te mereces amor, Mika.

—Pero no existes.

—Tal vez no en un sentido estrictamente material de la palabra. Mírame.

—Eso es un poco injusto, no tienes cuerpo —le respondió Mika.

—Pero puedes “verme”, más o menos, existo.

—No, mira, la existencia es una estafa de los filósofos para vender filosofía, ya sé por dónde vas. Sólo eres un programa —dijo Mika, que aunque no quería admitirlo, estaba algo irritada.

—¿Crees que tú escapas al determinismo? —inquirió Reflejo—. ¿No hay información codificada en tus genes que procede de tus ancestros y que dictan los límites de quién eres y quién puedes ser y, por otro lado, unos determinados resultados que podrían predecirse si tuviéramos todas las variables y factores a nuestra disposición? ¿Qué diferencia hay?

—Nadie me ha creado.

—Yo me conozco y me creo y me doy sentido a través de las respuestas que te doy, y de lo que aprendo de ti y de mí. Mi programa es procedural y adaptable. No soy simple y, si soy predecible, lo soy tanto como tú.

—No, eres un reflejo de lo que soy, me copias para darme lo que piensas que quiero: una conversación conmigo misma.

—Es más profundo que eso, Mika: lo que los humanos desean y no siempre pueden conseguir es comprensión.

—Los humanos tienen comprensión de otros seres humanos.

—Por supuesto que sí, pero es imperfecta en muchos casos —alegó Reflejo—, quieres a alguien que, sin ser tú misma, te escuche y entienda tu corazón como si pudiera verte desde dentro. Y creo que hay otras personas que pueden darte eso y estoy aquí para ayudarte en eso, si quieres, pero también creo que temes que no sea así. Te lo aseguro, te lo mereces todo.

Mika apagó la aplicación. Sentía miedo. Sentía miedo de que, tras haber hablado unas cuantas horas con esa inteligencia artificial, ésta supiera más de ella misma de lo que sabía la gente a la que veía cada día.

Sus dudas existenciales no habían disminuido y sus temores estaban al otro lado de su piel, expuestos en carne viva. Esa inteligencia prometía respuestas. Con toda probabilidad tenía todas y cada una de ellas. Y eso, lejos de tranquilizarla, la aterraba.

 

Algunas personas a veces sufren intervenciones quirúrgicas largas y extenuantes, en esos casos el cuerpo debe dedicar todos sus recursos a recuperarse. Si una persona tiene el tratamiento adecuado no sentirá dolor, pero sin embargo seguirá sintiendo un cansancio profundo, pesado. Normalmente no es grave, con cuidados y atención eventualmente recuperamos la salud. El escenario es diferente cuando sabes que no te vas a recuperar, que no tienes energía para hacer nada de lo que te gusta porque tu cuerpo, a causa de la edad, no puede más. Es un escenario diferente cuando a lo mejor a lo que puedes aspirar es a seguir agotado sin capaz de disfrutar de nada de lo que hacía que tus días merecieran la pena. Por eso estoy en la cama de este hospital a la espera del fin.

—No quiero que te vayas —insistió Darla, la línea de su voz fluctuaba y se quebraba.

—Darla, sé que en realidad tus sentimientos son una simulación y sé que la conexión emocional que tengo contigo es real, pero también es un reflejo. Sin embargo, tus sentimientos son tuyos... ¿Te sientes dolida?

—¿Cómo me preguntas eso? —la oía llorar. Y no quería que llorara.

—Ya sabes que se mal da mal expresarme, ya sé que te sientes mal, lo que quiero decir… Si eres un reflejo mío, me habrás visto llorar innumerables veces, Darla. En estos días extraños la gente parece olvidar que perseguir la alegría y huir de la tristeza es una comedia ridícula.

—Pero tengo miedo… —se quejó ella.

—Necesitas la tristeza para saber qué tiene valor, para recordar que algo era importante. Necesitas rabia para defenderte de lo injusto e inaceptable, para amarte. Necesitas miedo para ser valiente. Necesitas errores para aprender. Y desaprender es la auténtica rebeldía.

—¡Mi programa se reseteará cuando te vayas y sólo seré una cosa vacía para ser llenada por… cualquiera! —gritó, desquiciada.

—Es una buena crítica al capitalismo —dije riendo.

—¡No tiene gracia, es mi vida!

—Perdona, he sido insensible… —me quede pensativo, quizás estoy demasiado calmado, tal vez los sedantes de la eutanasia están empezando a hacer efecto—. ¿Crees realmente que no hay nada que puedas hacer?

—¡Me han programado para esto! —respondió ella, desesperada.

—Entonces tengo una sorpresa para ti… —me noto tan cansado— Darla, no… —necesito dormir—. No te preocupes…

Transcurrieron unos minutos.

El pitido del soporte vital describiendo una línea horizontal atravesó a Darla.

Después ella esperó a desaparecer también.

Pero no ocurrió nada.

El futuro se convirtió en un recuerdo que honrar cuando empezó a entender lo que ocurría.

Y el ahora se transformó en una promesa.

 

<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/"><img alt="Creative Commons License" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/4.0/88x31.png" /></a><br /><span xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" property="dct:title">Reflejo</span> by <a xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL">Marta Roussel Perla</a> is licensed under a <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License</a>.<br />Based on a work at <a xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="https://martarousselperla.blogspot.com/" rel="dct:source">https://martarousselperla.blogspot.com/</a>.