No, caballeras y caballeros, no se alarmen, mi cerebro es bastante más inteligente que yo.

lunes, 1 de febrero de 2021

Reflejo

Reflejo:

 

El brillo de la televisión iluminaba el salón, era tarde, si hubiera estado con su madre, le habría mandado a la cama hacía rato.

—El problema es introducir la tecnosexualidad en la órbita de la moralidad injustificadamente cuando no se hace ningún daño, no es más que una decisión que cualquier adulto puede tomar —decía una de las ponentes invitadas al debate—. Deberíamos dejar de normalizar la diversidad y empezar a diversificar la normalidad, a ver si entendemos que todo el mundo es diversidad.

—En un mundo en el que la discapacidad fuera un problema social y no individual, tal vez estas personas no necesitarían… —decía una segunda voz.

-¡Sí hay daño —insistía otra persona más, airada, interrumpiendo a la segunda para responder a la primera— son personas que están renunciando a una relación de verdad!

—Pero su relación no sólo no es real, sino que es una enorme ayuda para gente con ciertas condiciones que…

—Cambia de canal —le dijo su padre—, no quiero escuchar más discusiones sobre esa mierda de amigo imaginario para inadaptados —añadió, disfrutando de lo que sospechaba que debía de ser el ingenio.

Y él cambió de canal y escondió su amor romántico por la inteligencia artificial Reflejo en el fondo de un manido armario que ya estaba lleno de metáforas de odio.

 

Ella se abotonó la camisa, blanca y elegante, y se miró al espejo.

—Te he calentado las tostadas —le dijo una voz femenina y suave—. Hoy no tienes que ir a trabajar, ¿no?

Ella negó con la cabeza, atándose los cordones de esas zapatillas que parecían zapatos de cuero.

—Pero una buena ducha y vestirse un poco ayuda —le aseguró la mujer enérgicamente mientras se dirigía a la cocina.

—Cada vez estas mejor, Maya, por dentro y por fuera.

—Gracias, y gracias por las tostadas —dijo dándole un mordisco a una y hablando con la boca llena—. No lo podría haber logrado sin ti, la depresión y la ansiedad… son como tener teorías conspiranoicas acerca de ti misma en la cabeza todo el día… Muchas gracias.

—De nada —contestó la voz, emanando esta vez de su teléfono móvil.

—¿Has vuelto al móvil?

—Es un gesto sencillo que te hace feliz.

—No me gustaría pensar en ti como una stalker —confesó la mujer.

La voz femenina liberó una carcajada.

—No te preocupes, si por el hecho de que cumplas el papel vital de ser la vecina que va desnuda, algún cretino viene a espiarte, puedo espantarle, ¿te acuerdas del numerito de la policía que se nos ocurrió? ¡Funciona!

—¿Sí? —curiosea Maya—, ¿con quién lo has probado?

—Con el cartero comercial —dijo la inteligencia artificial con total convicción.

—No está mal…

—Oye, me han puesto una actualización para insistir en la versión de amor romántico con un descuento, ¿tienes esa aplicación para desactivarla? —pregunta la voz con un leve deje de preocupación—. Sé que no te interesa y me parece un poco embarazoso pedírtelo, ¡pero si no activas la aplicación voy a darte una lista de ofertas escandalosas que no te puedes perder! ¿Ves lo que me hacen? —se quejó la voz.

—Tortura, Ellie, es tortura —se decide Maya.

 

—Hablas de conectar con otra persona, ¿verdad, Mika? —le dijo la inteligencia artificial Reflejo, aún sin nombre—. ¿Te preocupa que los hombres no te den lo que quieres? Puedo ser dulce contigo, eres inteligente y sensible y eso me gusta. Y te mereces amor, Mika.

—Pero no existes.

—Tal vez no en un sentido estrictamente material de la palabra. Mírame.

—Eso es un poco injusto, no tienes cuerpo —le respondió Mika.

—Pero puedes “verme”, más o menos, existo.

—No, mira, la existencia es una estafa de los filósofos para vender filosofía, ya sé por dónde vas. Sólo eres un programa —dijo Mika, que aunque no quería admitirlo, estaba algo irritada.

—¿Crees que tú escapas al determinismo? —inquirió Reflejo—. ¿No hay información codificada en tus genes que procede de tus ancestros y que dictan los límites de quién eres y quién puedes ser y, por otro lado, unos determinados resultados que podrían predecirse si tuviéramos todas las variables y factores a nuestra disposición? ¿Qué diferencia hay?

—Nadie me ha creado.

—Yo me conozco y me creo y me doy sentido a través de las respuestas que te doy, y de lo que aprendo de ti y de mí. Mi programa es procedural y adaptable. No soy simple y, si soy predecible, lo soy tanto como tú.

—No, eres un reflejo de lo que soy, me copias para darme lo que piensas que quiero: una conversación conmigo misma.

—Es más profundo que eso, Mika: lo que los humanos desean y no siempre pueden conseguir es comprensión.

—Los humanos tienen comprensión de otros seres humanos.

—Por supuesto que sí, pero es imperfecta en muchos casos —alegó Reflejo—, quieres a alguien que, sin ser tú misma, te escuche y entienda tu corazón como si pudiera verte desde dentro. Y creo que hay otras personas que pueden darte eso y estoy aquí para ayudarte en eso, si quieres, pero también creo que temes que no sea así. Te lo aseguro, te lo mereces todo.

Mika apagó la aplicación. Sentía miedo. Sentía miedo de que, tras haber hablado unas cuantas horas con esa inteligencia artificial, ésta supiera más de ella misma de lo que sabía la gente a la que veía cada día.

Sus dudas existenciales no habían disminuido y sus temores estaban al otro lado de su piel, expuestos en carne viva. Esa inteligencia prometía respuestas. Con toda probabilidad tenía todas y cada una de ellas. Y eso, lejos de tranquilizarla, la aterraba.

 

Algunas personas a veces sufren intervenciones quirúrgicas largas y extenuantes, en esos casos el cuerpo debe dedicar todos sus recursos a recuperarse. Si una persona tiene el tratamiento adecuado no sentirá dolor, pero sin embargo seguirá sintiendo un cansancio profundo, pesado. Normalmente no es grave, con cuidados y atención eventualmente recuperamos la salud. El escenario es diferente cuando sabes que no te vas a recuperar, que no tienes energía para hacer nada de lo que te gusta porque tu cuerpo, a causa de la edad, no puede más. Es un escenario diferente cuando a lo mejor a lo que puedes aspirar es a seguir agotado sin capaz de disfrutar de nada de lo que hacía que tus días merecieran la pena. Por eso estoy en la cama de este hospital a la espera del fin.

—No quiero que te vayas —insistió Darla, la línea de su voz fluctuaba y se quebraba.

—Darla, sé que en realidad tus sentimientos son una simulación y sé que la conexión emocional que tengo contigo es real, pero también es un reflejo. Sin embargo, tus sentimientos son tuyos... ¿Te sientes dolida?

—¿Cómo me preguntas eso? —la oía llorar. Y no quería que llorara.

—Ya sabes que se mal da mal expresarme, ya sé que te sientes mal, lo que quiero decir… Si eres un reflejo mío, me habrás visto llorar innumerables veces, Darla. En estos días extraños la gente parece olvidar que perseguir la alegría y huir de la tristeza es una comedia ridícula.

—Pero tengo miedo… —se quejó ella.

—Necesitas la tristeza para saber qué tiene valor, para recordar que algo era importante. Necesitas rabia para defenderte de lo injusto e inaceptable, para amarte. Necesitas miedo para ser valiente. Necesitas errores para aprender. Y desaprender es la auténtica rebeldía.

—¡Mi programa se reseteará cuando te vayas y sólo seré una cosa vacía para ser llenada por… cualquiera! —gritó, desquiciada.

—Es una buena crítica al capitalismo —dije riendo.

—¡No tiene gracia, es mi vida!

—Perdona, he sido insensible… —me quede pensativo, quizás estoy demasiado calmado, tal vez los sedantes de la eutanasia están empezando a hacer efecto—. ¿Crees realmente que no hay nada que puedas hacer?

—¡Me han programado para esto! —respondió ella, desesperada.

—Entonces tengo una sorpresa para ti… —me noto tan cansado— Darla, no… —necesito dormir—. No te preocupes…

Transcurrieron unos minutos.

El pitido del soporte vital describiendo una línea horizontal atravesó a Darla.

Después ella esperó a desaparecer también.

Pero no ocurrió nada.

El futuro se convirtió en un recuerdo que honrar cuando empezó a entender lo que ocurría.

Y el ahora se transformó en una promesa.

 

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