Entrevista con el demonio:
Era de color negro. El mundo era de color negro y uno no sabía dónde estaba el suelo o si había paredes. Sólo se veía al demonio, que había renunciado a decirse a sí mismo con la ”D” mayúscula por considerarlo excesivo o –tal vez– sencillamente inapropiado. Se sentaba en un sillón mientras fumaba un cigarrillo que había estado liando. Tenía junto a él un vaso de chupito con licor de manzana sin alcohol y se entretenía haciendo dibujos con el humo que iba exhalando.
–¿Cómo crees que será el destino? –preguntó, y con la pregunta se manifestó la conversación entera.
–¿El destino? –dudó el niño. Porque –aunque con anterioridad no se haya comentado– había un niño, ni muy mayor ni muy pequeño. Tenía esa mente infantil que no entiende algunos aspectos de la vida adulta –demasiado hipócritas como para tener sentido– pero entiende con claridad la realidad a su alrededor –su dureza y su suavidad–, atrapándolo absolutamente todo. Lo que viene siendo un niño, vamos.
Y el niño había preguntado: “¿El destino?”, porque no acababa de ubicar el concepto en su diccionario particular, el léxico pasivo aún se le escurría.
–El futuro, el porvenir –le aclaró el demonio.
–¡Ah! Bueno… –el niño hizo una mueca pensativa frunciendo el ceño–, yo creo que en el futuro la gente no irá a la guerra.
–¿No?
–No, y además, seguro que no tienen muchos malos pensamientos, como cuando alguien te hace algo que no te gusta y te da por hacerle daño. Eso es de gente muy tonta.
–¿Y eso?
–Es como cuando antes había racismo y sexismo, eso nos lo explican en el cole. Antes la gente pensaba –comenzó el pequeño a exponer– que estaba bien pegarle a alguien porque tuviera tal color en la piel o porque fuera niño o niña y… ¡O no pegarle! ¡Tratarle distinto! Eso es de gente tonta: pensar que hay algo ahí que es especial… especial de…
–Ya, ya, en todos los sentidos posibles –continuó el demonio.
El niño volvió a fruncir el ceño de nuevo, pensativo, aunque se le notaba un poco más relajado.
–¡Anda! ¡Pues sí! –exclamó el pequeño entusiasmado–. Son como caminitos, ¿no?
–Algo así –repuso el diablo–. Debes disculparme –suplicó avergonzado–, no te he ofrecido asiento, ¿deseas sentarte?
–Vale –soltó el niño desenfadadamente, tirándose sobre un sofá que apareció ad hoc.
–Entonces, ¿crees que hay una evolución social marcada, que describe una senda particular?
–¿Qué? No sé… espera… Sí, sí, o… creo que sí. Eso es lo que estoy diciendo yo, ¿no?
–Creo que sí –dijo el demonio.
–Yo también creo que sí –admitió el niño–. Mira, ahora la gente paga para tener muchas cosas y… las cosas y eso de poder pagarlas es como… como más importante que las personas, ¿verdad? Es muy tonto, pero es así. Y eso que antes había cosas más tontas como reyes y gente que mandaba y nadie les había elegido y todo eso, ¿no? Y campesinos que vivían mal, muy mal. Pero yo creo que esto que hay ahora se esfumará y vendrá algo mejor y seguro que, igual que a la gente le parecía bien antes meter en la cárcel a un hombre por besar a otro hombre… pues seguro que en el futuro la gente nos verá y dirán, “jo, pues mira cómo vivían, que se mataban por dinero y por cosas así, y votaban y compraban cosas que no necesitaban para nada como las pastillas esas para adelgazar en un santiamén y creían en la cárcel y… y se pegaban y se insultaban, y se trataban de forma distinta unos a otros y no se dejaban pasar cuando se abren las puertas del metro”, ¿sabes?
–Supongo que crees que la gente es intrínsecamente buena –resumió el demonio.
–No lo sé… sí, creo que la gente no sabe que tiene una chispa que ilumina como el sol. Bueno, hay mucha gente que sí lo sabe y, claro, la enciende.
–No faltaba más –convino el diablo.
–Demonio –le llamó el pequeño–, es ortografía y eso, pero, demonio, tú que estás para castigar a los malos, dime, ¿qué es la gente mala?
–Gente buena –repuso.
–Ah, ¡pero eso también tiene varios sentidos! –soltó el niño.
–Así es.
–¿Sabes? De todos los amigos imaginarios que he tenido, eres el más interesante. Y eso que a mí lo del castigo ese tuyo me parece como lo del dinero, en el futuro no habrá.
–Eres un niño muy listo –le aseguró él.
–Eres mi amigo imaginario, no deberías decirme eso, no estás aquí para eso. Estás para lo otro, para hacerme pensar.
–Entonces, cuéntame –se animó el demonio– qué te joroba de ser pequeño.
–Lo malo de ser pequeño es que el mundo no está a tu altura –le aseguró el niño riéndose.
Una discreta pedrada en el cristal de su ventana y el color negro se convirtió en su cama con sábanas azules, en sus peluches, en el armario de madera de nogal y en el ordenador, en los pósters y la ropa tirada por el suelo de su habitación, en el papel pintado de las paredes con imágenes del mundo de Super Mario Bros. Y se transformó también en el flexo que tenía para leer por la noche. Sus amigos esperaban afuera y le gritaban que bajara a jugar. Y aunque solía tener al menos un amigo imaginario, claro que bajaba a jugar.
–Pero seguiremos hablando de las tonterías –susurró el niño mientras salía de su habitación con una sonrisa en la cara.
En realidad él no pensaba que la gente no tendría problemas, que no se mataría. No, nada de eso. Pero no sabía decir lo que pensaba.
Entrevista con el demonio por Jorge Roussel Perla se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://parafernaliablablabla.blogspot.com.es/.
Tenés una habilidad enorme para hacer hablar a tus personajes, Jorge. Especialmente a los niños. Es el demonio quien entrevista a un niño, por el título había pensado que lo entrevistaban a él.
ResponderEliminarLa oscuridad y la inocencia discurren tranquilamente, filosofan sobre el destino, palabra que no figura en el diccionario del niño. Me gusta su optimismo, su afirmación de que en el futuro no habrá guerras; debe ser muy lejano ese futuro o la entrevista se produce en el siglo XXII.
Una frase que me gustó mucho: "Lo malo de ser pequeño es que el mundo no está a tu altura"...
En realidad todo el texto me gustó, disfruto mucho con la imaginación que desborda en tus escritos.
Un gran abrazote.
Muchas gracias, Mirella. Me acuerdo que se me ocurrio mucho antes de escribir "Creo que saben a que me refiero", pero lo escribi justo despues. El ninyo es optimista, desde luego, pero el diablo me parece, mas que nada, un tipo atento y estimulante. No se si es muy oscuro, a fin de cuentas el ni siquiera piensa que haya gente intrinsecamente mala y ese es un punto importate. Quizas parece un punto de vista muy relativista, pero no creo que sea el caso si uno lo analiza con detenimiento. El ninyo por otra parte es tambien muy atento (tal vez el creador del demonio, al fin y al cabo) y le presta atencion a cosas de lo mas significativas, aunque yo creo que hay algo que no puede decir: por ejemplo, quizas cree en cierta medida en un futuro mejor, no obstante lo mas remarcable en su forma de entender las cosas puede que sea una inteligencia muy abierta, que llega mucho mas alla de las palabras y que las toma como tales. Aun asi me he puesto un poco critico con el texto y creo que al chiquillo le falta cierta naturalidad o consistencia en su forma de hablar, creo que hay algo que falla, o que podria estar mejor. No se... es la sensacion que he tenido con este relato desde que lo escribi, pero como tenia muchas otras cosas por escribir, igual no le he prestado la atencion requerida. En cualquier caso bien puedo estar en un error, porque me has dicho precisamente que le hago hablar muy bien. Y, bueno, el mundo no esta a su altura en muchos sentidos tambien... xD
EliminarUn abrazote, Mirella! ^_^
Muchas gracias por tu comentario, miss Carrousel. Y perdona, tronca, la verdad es que no sé qué ha pasado con la configuración de la entrada que la letra se ha quedado así. Acabo de ver el trailer y la peli parece interesante (habrá que verla), la verdad es que El efecto mariposa se quedaba un poco en "ni chicha ni limoná", y metían temas controvertidos para darle cierto impacto a algo que tal vez sea más sutil: la libertad y el destino, al fin y al cabo (no me jodas, que sólo de eso hay para escribir un montón). Yo no creo que las cosas pequeñas sean irrelevantes, es más, no creo que la diferencia entre cosas "grandes" y "pequeñas" pase de ser una convención social o algo subjetivo, según casos, de forma que es fácil comprobar cómo tomarse un café con toda nuestra atención es algo que no difiere mucho de... escribir, para que nos entendamos. Son actividades muy distintas, pero si tenemos el mismo ánimo al hacerlas... pueden ser algo cotidiano o tal vez algo ritual. Creo que hacer una escisión entre tipos de acciones también nos limita, y opino que si no la hacemos, todo se transforma en magia. ¿Has considerado la opción de olvidar las ideas de destino y libre albedrío? En última instancia no dejan de ser extremos conceptuales de una realidad que tal vez no pueda ser clasificada de una forma tan violenta (a base de emplear palabras para encerrar experiencias, ¡coño, tengo que escribir sobre esto... más!). El lenguaje no deja de ser un sistema organizativo que empleamos, una herramienta... si confundiéramos la realidad con lo que decimos de ella, perderíamos algo muy importante (si es que se puede perder, que habría que mirarlo).
ResponderEliminarGracias por el homenaje, aunque yo no sé si la vida tiene o no sentido. Sé que justo ahora te estoy contestando y eso me parece absolutamente relevante en estos momentos. Pero no dejo de pensar en que quizás lo que llamamos mal no es sino una corriente de actos llevados a cabo por gente buena. Muchas veces gente muy fanática o tajante considera y está convencida de que hace lo correcto, o al menos racionaliza un hecho para no caer en la disonancia cognitiva pero... creo que salvo casos de frenopático, incluso un asesino es una buena persona que considera que matando va a lograr un bien mayor (por más egoísta o no que pueda parecer, el caso es que en el mundo resulta una supuesta mejoría) o un maltratador demuestra su amor de una forma enfermiza. Pero sin ir a casos tan exagerados, creo que forzarnos a creer que algo tiene una determinada respuesta moral nos lleva hacia una enorme cagada. No digo con esto que yo no defienda lo que considero bueno, digo que acepto otros puntos de vista, me parezcan lo que me parezcan. Y yo a lo mío.
Creo que el demonio acepta lo que dice el niño, pero seguramente el demonio no se mueva entre conceptos como bueno y malo. Haz 100 acciones malvadas (para el entorno social, para tu propio criterio o en relación a lo que sea), que a la 101 será bondadosa. No es algo cuantitativo, es más... ¿te acuerdas de la diablesa del relato que te enseñé? Ella sabe que el bien y el mal son sólo palabras, y que pretender hacer siempre el bien nos llevaría inevitablemente al mal (inevitablemente, lo digo por las convicciones de los paladines modernos, de quien pretenda hacer del mundo un lugar mejor, por ejemplo, a través de la imposición). Al igual que el destino y la libertad, el bien y el mal constituyen polos opuestos (quizás violentos) con los que dibujar la realidad. El problema de los conceptos "bueno" y "malo" es que intentamos sentar la sociedad sobre ellos (lo cual no está nada mal), pero olvidamos que son palabras que están violentando la realidad si, en lugar de servirnos de ellas, las usamos para encerrarnos (ya sea en nuestras mentes o en una cárcel californiana de tres al cuarto).
Necesito mucho espacio para hablar de esto porque cuando fui más ccobarde, cuando tuve más miedo, cuando acepté subordinarme... fue entonces cuando pensaba en el bien y el mal como realidades con las cuales juzgar, castigar o elevar. No apruebo todo todo, ni mucho menos, soy de mi padre y de mi madre y me he embebido de cultura e ideas, pero uso mis conceptos como herramientas para aprender, nada más. Hay personas que los utilizan para atar la realidad como quien se ata los cordones, para imponerse sobre ella como si el mundo fuese algo que uno pudiera controlar. Y espero no ofender a nadie porque no es mi intención en absoluto pero me parece una locura. Por otro lado intento aceptar el mundo como es: no sé si hemos venido para mejorar nada o empeorar nada, no sé si estamos opuestos a algo que pueda recibir pasivamente nuestra acción (no lo creo), abandoné esos criterios hace tiempo pero... si quiero un cambio, actúo. Mi esfera es tan pequeña como la del taichí, de forma que el círculo puede ser infinitamente grande. Y la dualidad nunca apareció.
ResponderEliminarMe alegro de que el niño haya quedado bien, muchas gracias, ayuda ser responsable pero (de alguna manera muy particular) inmaduro. Estoy con el autor de Ferdydurke (un libro polaco que no conoce ni el tato en España), la madurez es una movida que nos han vendido vaya usté a saber pa qué. En inglés hay un par de adjetivos que expresan con mucha justeza lo que trato de decir, para que nadie se me confunda digamos que... you can be childlike without being childish. Los niños pueden ser muy crueles, irresponsables y además necesitan crecer (bueno, todos estamos siempre creciendo... más o menos), pero se puede observar el mundo como si cada día fuera el primero y el último, y es una pasada. Me encanta jugar y no quiero renunciar a eso por envejecer, experimentar, tal vez hacerme más sabio. Creo que crecer y ajarse son cosas distintas y conozco a gente que tiene una capacidad para divertirse y asombrarse inmensa pese a haber llegado a la adultez o en ocasiones a la senectud. Sólo hace falta no caer en la violencia contra uno mismo, ésa que supone el tener la cabeza cerradita con el candado de los juicios acerca de nada. Y sí, este niño no echa balones fuera, según parece y tiene sentido del humor (muy parecido al de Zera, la de Biblioteca).
Lo de la eñe... pues mira, es que en el ordena de mi habitación tengo teclado español y a veces me da pereza venir aquí y encenderlo cuando estoy en el salón y el otro está encendido. Aunque este teclado está muy casccado y hace múltiples pulsaciones por su cuenta, si las hace. ¿Y por qué va a ser una bobada preguntar algo? A veces pensamos que preguntar nos evidencia como tontos ("más vale parecer tontos que abrir la boca y demostrarlo", que se dice por ahí), sin embargo yo pregunto absolutamente todo lo que no sé si me resulta interesante y qué quieres que te diga... veo inteligencia en hacer cualquier pregunta. La supuesta estupidez del contenido, una vez más, es el fantasma de lo convencional. Yo he preguntado tantas cosas consideradas idiotas... pero no me siento tonto, créeme (igual lo que ocurre es que soy demasiado estúpido como para entender las repercusiones sociales de mi interrogación y la cadena lógica que me ha llevado a cuestionar algo, de forma que soy tan estúpido que ni siquiera puedo comprender este hecho? Jajajaja). En serio, ¿si uno no yerra, cómo va a acertar? ¿Si uno no pregunta, cómo va a saciar su curiosidad? Son sólo los extremos de una única realidad... ésta concretamente. xD
De hecho me has hecho pensar en tu manía del pintalabios... que ahora que me acuerdo pensaste algo parecido, a ver si luego te respondo a eso.
ResponderEliminarY no te preocupes, que respiro perfectamente, hay más aire fresco entre cada una de tus palabras que bajo la lluvia del bosque.
¡Un abrazote, miss Carrousel! ^_^
(¿Aún respiras, tronca? ¿Has sobrevivido?)
Ya me contarás si al final ves la peli alguna vez. No sé si te gustaría, pero bueno, a mí me va ese rollo dramático; cuanto más, mejor.
ResponderEliminarClaro que la concepción de los sucesos es totalmente subjetiva (hay cafés sin los que no podría haber vivido, como quien dice), pero me refería a algo más abstracto. Tu postura es la más lógica; soy consciente de ello. La rara soy yo pensando en ficticios hilos prehilvanados. Así que eso responde a tu pregunta; continuamente pienso en que mi postura tiende a la equivocación; tal vez muy ingenua y excesivamente pretenciosa. Pero ya sabes lo que dicen; se vive de ilusiones. Hay veces en que creo que es una especie de excusa para no tener que cargar con las decisiones difíciles que la vida nos pone en las narices. Otras, que hay algo. No hablo de un ente ni ninguna bobada así; sino algo más interno. Quizás somos nosotros mismos los que atraemos a las personas y a los hechos que por alguna extraña razón, deberíamos atraer. Ay, yo qué sé. Es una visión no realista, más romántica de la vida y lo que nos depara. Pero oye, que tu visión es más coherente y casi seguro que la acertada. Es solo que necesito pensar que el mundo guarda magia. Cuando deje de soñar, me pasaré a defender tu postura.
¿Dices que el mal y el bien están entrelazados? Yo discrepo. Un asesino en serie puede, digamos, hacer el bien cuidando y queriendo a su mascota. Estamos entonces ante una situación en la que un malvado hace el bien. Lo acepto. Pero no en todos los casos sería así. Aunque busque su propio beneficio, objetivamente no hace el bien (vale, vale, que el "objetivamente" es subjetivo... pero es para no liar más este embrollo). Soy bastante dura con esos temas. Y no sé a qué venía ésto.
Tenemos que formar parte del mundo como parte de un plan para mejorarlo, sino vaya asco de libertad. Sería una especie de castigo en el caso contrario.
¿Estúpido? ¡Para nada! O somos todos muy idiotas (es probable) o la inteligencia pertenece a quien pregunta, opina y escucha.
Admito que me has sacado una sonrisa comparando mis palabras con la lluvia ¡ojalá fueran tan hermosas como ella, qué quieres que te diga!
Respirar... mal. Pero es que el verano acaba de llegar a España. No sé cómo andáis por allí, pero aquí menudo calor.
¡Buenas noches, filósofo!
Miss Carrousel
No me malinterpretes, por favor, que la lógica y yo nos miramos de reojillo: Nunca recuerdo los sueños (o casi nunca), por eso mi mundo es pura imaginación y esperanzas y la certeza de quien tenemos a nuestro lado no es una casualidad. Así que mi lado probablemente sea también el tuyo: para mí todo es pura magia. Con respecto al mal creo que se nos trata de convencer de que hay buenos y malos en este mundo y discrepo (aunque probablemente un asesino en serie sea un loco perturbado y éstos ya van a otro cajón), pero por mi parte, intento que los cambios que me gustaría ver en el mundo (a mejor) sucedan. Eso no me garantiza que el mundo deba mejorar, no es prudencia ni temor, sólo es apertura a lo que realmente hay, sea lo que sea en cada momento. Prefiero ser un junco, porque es fácil romper lo duro y extremadamente difícil quebrar lo que no opone ninguna resistencia y, simplemente, pasa por ahí.
ResponderEliminar¿Ya van dos sonrisas o tres? No está mal para estar tan lejos, ¿no?
Duerme bien, miss Carrousel, y un abrazote! ^_^
Yo me voy a dormir que se me ha hecho tarde por aquí.