La contradicción errante:
Los cuervos de llamas que conjuró mi amiga revolotean en un mundo que no se pierde ni se destruye. Aquí los sentimientos no son consumidos por un arder voraz sino que son avivados. Porque en este lugar sólo hay calor y nada que pueda sucumbir será. Mi viaje me había llevado por las lomas de los tiempos y reconozco que al llegar aquí tuve miedo. Sólo había conocido un fuego que quemaba el papel, que secaba las lágrimas sin destruirlas, dejando intacta la tristeza, que advertía palabras como enemigos, sobornando al cariño con emigrantes del reino de lo posible, donde todo existe y no existe a la vez y el presente se quema en el tiempo.
Lo curioso es que ahora todo es igual que siempre y no dejo de pensar en lo diferente que es todo. Y en el amor que se derrama poderoso lo quiera yo o no, que devora lo que no es mío y lo hace desaparecer, que me quita la careta y me deja un guión idiota y me lanza a un vacío tan absoluto que no tiene explicación, un vacío sin lugar en el que no soy. Un amor infinito al que mis sentimientos no perturban. ¡Así no hay quien se enfade! Contemplo mi espada, le doy las gracias a mi zaino y pienso que usar el hierro es tan absurdo que sólo lo llevo encima porque me gusta reír.
Dicen que estoy loco, que no se puede amar todo, que no se debe vivir como vivo, que tengo que controlarme a pesar de mi serenidad. Ignoran que no todo es para mí, que no creo en el control ni en los caminos.
Yo sonrío. Claro que estoy loco, pero no importa demasiado.
Envaino la espada que uso para ejercitarme, el dorso de la mano resbala por el sudor de la frente, le pego un par de palmadas a mi zaino y tomo impulso para saltar a la silla de montar mientras el cuero me cuenta que se siente con confianza.
Avanzo al paso a través del bosque, siguiendo el sendero pedregoso junto al río.
Mi amiga, la maga, ha transformado la hoguera en la que cocina en fuegos artificiales para entretenerse.
–¡Hoy cocino yo! –me dice sonriendo–. Es increíble, ¿no? ¡Bebemos agua! ¡Y dormimos! –añade sin caber en sí de gozo.
Mi otra amiga está bañándose en el río, jugando con el agua, a veces con suavidad, a veces tirándola por ahí, recordándonos el mundo. Ella no habla tanto, pero sonríe tranquila y me mira. Tiene un hacha de doble filo entre las manos, no la deja nunca aunque opine lo mismo que yo, pero es que su arma le gusta.
–Si no hay enemigos, no hay ataque ni defensa que valga –afirma, enigmática como los meandros y la piedra gris, haciendo un esforzado molinete con sus dos manos que danzan sobre el mango de su hacha con una rapidez admirable.
Nos reímos, claro.
Tres locos, supongo.
La contradicción errante by Jorge Roussel Perla is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
Based on a work at http://parafernaliablablabla.blogspot.ie/.
Un precioso delirio poético, condimentado con la magia de tus personajes y de esos mundos imposibles por los que nos hacés viajar.
ResponderEliminarMe voy contenta y lo comparto.
Un fuerte abrazo, Jorge.
La verdad es que este texto se incardina dentro de mis textos locos, seré yo, que se me está yendo la cabeza y cada vez sé menos qué pensar acerca de nada. Es un mundo de fantasía, no es particularmente onírico, parece la típica fantasía medieval -aunque haya tanta poesía pseudo-filosófica- y bueno, los personajes están muy mal de la cabeza y son muy felices. No creo que sea un gran relato, es corto, no dice nada y no va a ningún sitio. Hasta pensé en no publicarlo, pero mis ansias de absurdo no me hubieran permitido algo así, así que éste es el resultado. Gente loca que se divierte con las cosas más cotidianas -para ellos, que yo aún no sé transformar la vitrrocerámica en un espectáculo a lo Gandalf-.
Eliminar¡Un abrazo, Mirella! ^_^
Y muchas gracias, que se me olvida.
EliminarMe llamó la atención especialmente esta frase: "y me deja un guión idiota". Bueno, he de decir que el guión que desempeñamos todos es un poco idiota. Si no fuera así, por otro lado, sería tremendamente aburrida tanta formalidad y correción. Y eso nos lleva a que si desempeñamos guiones estúpidos (sin sentido) en nuestra vida, también estamos todos pirados. Y que por supuesto, qué hermosa locura la de vivir alocadamente.
ResponderEliminarPor el rollo de las armas... bueno, existe el riesgo, la posibilidad de acabar exterminado o como quieras llamarlo en tu relato (a saber), así que es bueno contar con un medio de defensa que nos proteja. Puede que no haya enemigos, pero tal vez, a veces, el enemigo esté en nosotros mismos. Y aunque sea sin sangre, también hay que derribarlo.
Me ha gustado lo del doble filo. Me quedo con ese personaje, aunque nada se diga sobre él. Pero me ha gustado jaja qué simple soy.
Mola mucho en general :)
Besitos
Miss Carrousel
Si no tenemos guión, ¿quiénes somos?
EliminarSi no hay enemigos, ¿para qué las armas?
Me alegro de que te guste. Necesito mucho espacio para responder a las preguntas que me pide tu comentario. Entre mucho y nada, en realidad, así que te responderé, no te preocupes.
Ellos saben que si desaparece el control, también desaparece el descontrol; si no hay libertad, tampoco hay destino; si no hay guión, tampoco hay personaje. Son libres de sí mismos, son el mismo mundo y el río. Nada más, no es nada importante.
¡Un abrazo! ^_^